miércoles, 23 de septiembre de 2015

“Cuando la vida te presente razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones para reír”.


Y con esta frase inicio mi ensayo de vida, docente, madre de una hermosa niña, recién separada de un hombre -que como muchos, no valía la pena-, ama de casa, y estudiante.
Inicio estas líneas sin saber de dónde empezar el resumen de mi vida, ni como terminare lo que hasta hoy día me toco vivir.
            Mi ex diría, porque contar lo que te paso, porque ventilar tus problemas, a nadie le importa, pues lo que él diría, no importa ya, dijo también amarme, dijo que nunca me fallaría y.. pues bien, por algo es mi ex.
            No digo tampoco que soy una santa, pero en lo que respecta a mi familia y matrimonio, me esmere en cumplir con las reglas de esta sociedad y las normas que mi Dios dicta para vivir una vida ética, sana y “feliz”.
            En estos días, se me vino el mundo abajo, siempre escucho, sospecha y acertarás, también leí por ahí, no tenemos intuición femenina, es un efectivo detector de mentiras, y me decía celosa o inclusive loca por dudar, que solo era yo su mujer, y como no hay peor ciego que aquel que no quiere ver, le daba una y mil oportunidades, a pesar que ya aparecían las pistas de su engaño, y lo confirmé y caí en la más profunda decepción, depresión etc., y hasta casi llegue a dudar de mi más grande amor, mi Dios, porque pensé: “si soy tan buena hija de Dios y trato de cumplir al pie de la letra sus mandamientos, porque me deja sufrir este gran dolor”, y también recordé que de un tiempo para acá mi esposo decía ser ateo, que no cree en Dios, y ahí pensé que no me fallo Dios, no se puede esperar la fidelidad y el respeto de una persona que ni cree en Dios, por lo tanto es difícil, no digo imposible, conste, no acuso a todos los ateos, porque hay ateos éticos mínimamente, pero los hay, en fin, me engaño de la peor manera, yo que no me considero una persona desagradable, ni mala, ni menos fea, y no porque yo solita me creo, sino porque tuve y tengo pretendientes que dicen cosas bellas y prometen cosas si les elijo en sus vidas, aun así siempre le fui leal.
Volviendo al casi reproche que hice a Dios, recordé también que yo misma , al recibir varias pistas de engaño, pedí a Dios que si eso era cierto, me muestre la verdad, aunque duela, y como siempre mi papito del cielo me escucha y me complace, y ya lo comprobé tantas veces, que me hizo llegar con pruebas su mentira, y a pesar de este dolor infinito que siento por un lado, le agradezco a Dios que ya no este con ese hombre que tenia intimidad con otra persona a la vez que conmigo, y agradezco más que nada mi salud, la de mi hija, el techo, el pan, el trabajo y el estar con mi familia, mi tesoro, qué más puedo pedirle?? Soy su hija consentida, y por ello termino repitiendo esta frase:
 “Cuando la vida te presente razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones para reír”.

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